Hace bastante tiempo que el enemigo viene trabajando y atacando las mentes de las personas, y aún más en este tiempo, en estos últimos dos años, la mente está siendo bombardeada en un combo de ideologías humanas y diabólicas, y ataque físico, al cual se le suma la escasez.
Digo un combo perverso, porque cuando hay debilidad en lo físico, y aún escasez el hombre es una pista de aterrizaje para atacas en la mente, a travez de todo tipo de ideología diabólica.
«No endurezcáis vuestro corazón, como en Meriba, Como en el día de Masah en el desierto, Donde me tentaron vuestros padres, Me probaron, y vieron mis obras. Cuarenta años estuve disgustado con la nación, Y dije: Pueblo es que divaga de corazón, Y no han conocido mis caminos. Por tanto, juré en mi furor Que no entrarían en mi reposo
Salmos 95:8-11 RVR1960
Este precioso salmo termina con con una advertencia clara, no endurezcáis vuestro corazón, y es que a travez de las circunstancias que Dios permite nos prueba para que en medio de la prueba salga a la luz lo que hay dentro del corazón para poder tratarlo, limpiarlo y sanarlo, en el caso de no edificar tu corazón.
Job fue un hombre probado durante un gran tiempo en su vida, lo han dejado solo en medio de la adversidad, sus amigos y esposa le decían niega a tu Dios, endurece tu corazón pero El no lo hizo.
Hoy quiero decirte, pedirte, no endurezcas tu corazón por lo que estás pasando, no creas las mentiras y artimañas de Satanas para que endurecer tu corazón.
El salmo dice:
Este pueblo divaga en su corazón y no han conocido mis caminos.
Este divagar, maquinarse, al ver las circunstancias te impiden ver la mano de Dios, es verdad ellos estaban en el desierto, pero Dios aún en el desierto nos los había dejada ni abandonado, por el contrario fue en el desierto donde Dios proveyó muchas veces de forma sobrenatural , fue allí donde se le reveló a Moisés y les dio sus mandamientos, pero al divagar en la mente, y endurecer su corazón terminaron dando vueltas en el desierto hasta morir, se perdieron del camino del Señor.
¿Ahora que otra salida hay en medio de la situación en la que vivimos?
Los versículos anteriores en este hermoso salmo.
«Venid, aclamemos alegremente a Jehová; Cantemos con júbilo a la roca de nuestra salvación. Lleguemos ante su presencia con alabanza; Aclamémosle con cánticos. Porque Jehová es Dios grande, Y Rey grande sobre todos los dioses. Porque en su mano están las profundidades de la tierra, Y las alturas de los montes son suyas. Suyo también el mar, pues él lo hizo; Y sus manos formaron la tierra seca. Venid, adoremos y postrémonos; Arrodillémonos delante de Jehová nuestro Hacedor. Porque él es nuestro Dios; Nosotros el pueblo de su prado, y ovejas de su mano. Si oyereis hoy su voz,»
Salmos 95:1-7 RVR1960
Dice venid aclamemos, animémonos no a la queja a la depresión, a la desesperación, sino a aclamar y a alabar al Señor, dice vayamos juntos, dile a tu hermano ven vamos a alabar al Señor, sé que es difícil en la tormenta, pero si unos a otros nos animáramos a alabar al Señor y tan sólo pudiéramos que uno del grupo despertara de divagar y nos animará vamos a alabar al Señor. Todo cambiaría.
El salmo continúa diciendo porque el Señor Dios es grande, que declaración de fe tan poderosa, si tan solo un par de los del pueblo de Israel hubiera dicho animando a sus hermanos esto, grande es nuestro Dios, la fe crece, nuestra confianza en El crece, nuestra actitud cambia, la incertidumbre del divagar en la mente cambiaría por la certeza de que hay un Dios poderoso y este Dios es nuestro padre.
El salmo continua diciendo …VENID ADOREMOS POSTRÉMONOS, ARRODILLÉMONOS, delante Señor nuestro hacedor.
Luego de la alabanza viene la Adoración, en donde nos inclinamos delante de El, reconocemos quién es El y quienes somos en El, es allí donde viene la voz del Señor que todo clarifica, por esto termina diciendo como algo descolgado pero en verdad es esto lo que necesitamos
…SI OYES HOY SU VOZ…
DEJEMOS DE OÍR NUESTRAS PROPIA VOZ, DEJEMOS DE OÍR LA VOZ DEL MUNDO, DE L ACUSADOR, DEJEMOS DE OÍR LA VOZ DE LAS CIRCUNSTANCIAS, ANIMÉMONOS A ALABAR AL SEÑOR, Y A POSTRARNOS RECONOCIENDO QUIEN ES EL Y OIGAMOS SU VOZ Y EL ARA.
